Les supongo tan pendientes como yo de todo cuanto acontece en torno al pederasta de Madrid, un agresor sexual de menores que durante meses mantuvo en vilo a todo un barrio de la capital, el de Ciudad Lineal, y obligó a la Policía a dedicar un centenar de hombres a su captura, no sin antes reclamar la colaboración del FBI. Una vez arrestado, los investigadores le atribuyen el secuestro y violación de cinco niñas de entre 5 y 11 años, así como otros tres intentos que por suerte para sus víctimas fracasaron.
Tras seis meses de una investigación policial que a buen seguro supera el guion de muchos de los episodios de ‘Mentes criminales’, el presunto pederasta cayó el pasado 24 de septiembre. Y sobre la mesa han aparecido dos graves disfunciones de nuestro sistema jurídico-penal que se repiten con cierta frecuencia sin que el marco legal vigente aporte soluciones al problema. Sigue leyendo