Una encuesta de urgencia y en absoluto científica concluye que una de las quejas que con más frecuencia elevan a sus correspondientes tribunales superiores los jueces decanos es el pésimo estado de las instalaciones que albergan las sedes judiciales. Las goteras que arruinan los archivos, la calefacción que deja de funcionar siempre que arrecia el temporal o ese sistema informático abonado al cuelgue que mantiene en jaque al servicio común de notificaciones y embargos son ya tan habituales que han dejado de ser noticia.
Ese es el estado de la administración judicial española. Por eso me llama la atención que el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) haya premiado en su más reciente edición de los galardones Calidad de la Justicia un proyecto que parece casi de ciencia-ficción. Es la propuesta Arconte-SHS para el control de acceso y presencia en los edificios judiciales de Fujitsu, uno de los principales proveedores tecnológicos del Poder Judicial.
Asegura la firma nipona que Arconte-SHS es un sistema de identificación de personas mediante la captura y archivo de la imagen escaneada del patrón de las venas de la mano, que al parecer es único para cada persona. El sensor usa “rayos casi infrarrojos”, según la información oficial del producto, que detectan la sangre ya sin oxígeno que circula por las venas; la imagen resultante se archiva codificada en una base de datos. Al tratarse de información que está en el interior del cuerpo no puede ser falsificada para una suplantación de identidad, algo que sí es posible en los sistemas que utilizan la huella dactilar o el iris del ojo. Sigue leyendo